domingo, 10 de junio de 2012

Alicia en el pais de los suicidas.


Alicia permaneció sentada allí por casi dos horas, su mirada no se despegaba del ataúd de su padre
Ni por un segundo y por más que quisiera correr hasta él y arrancar el helado cuerpo de su papa de allí seria en vano era demasiado tarde.
Ella  jamás olvidaría ese día gris en que llego a su casa después de la escuela para encontrarse en la sala para encontrarse a su padre colgado del techo… el siempre había sido un padre cariñoso con Alicia y su pequeña hermana, era un hombre grande y fuerte pero sensible, era un hombre con el que siempre se podría contar, un hombre enamorado de una sola mujer y esa mujer era la madre de las niñas. Pero ella hace un tiempo estaba muy distinta, quizás habría olvidado como sonreír  y a pesar de los intentos  de aquel  hombre por arreglar la situación, un día ella llego a casa para llevárselo todo, su ropa, sus libros, incluso el corazón roto del hombre que tanto la amaba. Alicia llevaba años viendo a sus padres discutir, ella más de una vez escondía su cabeza
Bajo la almohada para no escuchar esas peleas, recuerda las noches en casa de su abuela  cuando Papa y mama los dejaban allí para poder pelearse tranquilos en casa. Pero a pesar de todo ella sabía lo mucho que papa la amaba.
Alicia abrió la puerta y se encontró frente a frente con el cuerpo de su padre con el cuello enredado en una soga… ese trauma jamás desaparecería de su mente. Días después, ella  iba camino al velorio de su papa, la gente la miraba con lastima como quien ve a un perrito en la calle, su madre no derramaba ni un lagrima, la gente comenzaba a pensar que esa mujer no poseía un corazón. Alicia permaneció sentada allí por casi dos horas, su mirada no se despegaba del ataúd de su padre Ni por un segundo y por más que quisiera correr hasta él y arrancar el helado cuerpo de su papa de allí seria en vano era demasiado tarde. Y cuando su madre le dijo que era hora de marcharse ella salto y de un grito se negó a marcharse. Todavía no había podido despedirse.
Asique decidieron dejarla sola unos minutos. Alicia se acerco al ataúd, y lo vio allí pálido con sus ojos cerrados como si estuviese durmiendo, ella tomo su mano, acaricio su frente, sus lagrimas cayeron sobre el robusto pecho de aquel gran hombre que con orgullo ella lañaba papa. No había palabras en la boca de la joven, simplemente tristeza en su corazón y lagrimas en sus ojos desilusionados. Y aquel último abrazo se convirtió en el último adiós de una niña a su padre.
Pasaron varios días, en los que Alicia no podía entender lo que había sucedido y todavía no quería aceptar esa muerte, discutía con su madre y pasaba días sin hablarle, culpándola por todo lo que había ocurrido y es que para quien vive esa situación en casa , pensaría de la misma manera que la chica. Un día Alicia decidió marcharse e irse a vivir a casa de sus abuelos paternos quienes no mostraban rencor hacia la mama de Alicia. La mujer ofendida decidió aceptarlo pero aunque no se le cayó una lágrima estaba destrozada en su interior.
Alicia no era de esas personas extrovertidas que se llevan bien con todos y que todo el mundo reconoce y saluda en los pasillos del instituto, es más, Alicia se perdía en un mundo que imaginaba y soñaba y para ella eso era lo mejor, pasaba de los libros y el estudio pero escribiendo ella era magnifica.  Pasaron varios meses cuando su madre se puso a salir con otro hombre y el corazón de Alicia se lleno de veneno hacia esa mujer. Dejo de ir a casa los fines de semana y ella no quería ver a su madre, no atendió el teléfono en su cumpleaños número dieciséis, no fue a casa de su madre para su cumpleaños ni para el día de la madre y mucho menos iría en navidad. Pero Alicia no se sentía débil en ningún momento. Ella solo almacenaba odio.
Era normal encontrarla en alguna plaza en las noches, o en algún callejón tirada en el suelo, inyectándose, era normal verla ‘’fumada’’  o jodidamente hiperactiva, Alicia vivía en su mundo y reía sola todo el tiempo, la veía feliz aunque todos la vieran felizmente perdida. Nunca nadie supo de donde esa chica había sacado la idea de usar drogas, nunca nadie la había visto comprando drogas, nunca nadie la había visto en compañía de otra persona, siempre se la veía sola.  Pero  a pesar de eso jamás se la veía en arrapos, siempre llevaba su largo y dorado cabello bien peinado y sus labios pintados de rosa. Una noche de invierno mientras ella escribía sentada en su cama, escucho el llanto de su abuela y sin pensaron dos veces decidió averiguar qué estaba pasando con ella. Esa misma noche se entero de que a su abuelo le venía fallando el corazón ya hace tiempo y que no podían encontrar un corazón para trasplantarle. La anciana confesa que si su corazón sirviera ella misma se quitaría la vida para alargar la vida de su marido.
Alicia no pudo dormir esa noche, y por primera vez ella lloro de dolor. Los hombres que ella mas amaba en su vida se marchaban antes de que ella estuviese lista, jamás llevaría a sus hijos a ver a su abuelo jamás invitaría a sus propios abuelos a su acto de egreso, la boda de Alicia seria la mas vacía del mundo ya que no quería ni ver a su madre y  todos estaría ya jodidamente muertos. Al día siguiente Alicia se levanto de su cama y recorrió la casa bailando en puntas de pie, como si de una bailarina de ballet se tratara, llevaba el vestido que había usado en el velorio de su padre pero lo había recortado un poco, su sonrisa siempre había sido tan inocente y sus ojos mostraban tanta ternura. Alicia como cada día desenvolvía una jeringa nueva y después del acto obvio bailaba alrededor de la sala su cabellera rubia  se peinaba con el aire que se colaba por las ventanas.
Alicia se decoro  el cuello con un collar hermoso hecho de sogas y bailo toda la mañana sobre una silla, sin música, más que los aplausos de sus amigos imaginarios, dio su espectáculo ante su público  y una sala llena de sobras. Después de una reverencia  y una dulce sonrisa   pateo la silla y haciéndose así con un boleto de tren hacia su país de los suicidas donde quizás pueda encontrarse con su padre y también de esta manera dándole una nueva oportunidad de vivir a su abuelo. Fin

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