respiraba y era como si lanzara grandes bocanadas de humo.
El invierno había empezado, el día mas corto del año
decidí salir a buscar algo, algo que necesitaba mas que nada
y que no sabia lo que era.
A las seis la noche ya había avanzado y tan solo en minutos
el cielo comenzaria a llenarse de estrellas, podía mirarlas
para distraerme, podia buscar constelaciones o
crear propias, como un jueguito de unir puntos.
Yo iba a tono, vestido de negro y lo único
que podía resaltar de mi aspecto fúnebre
era una bufanda roja de lana que alguna vez
me habría adueñado por asi decirlo, y sin guantes
que como siempre había olvidado en casa o quizás perdido
en la calle.
Ahí estaba, esperando en el umbral, tiritanto, con la nariz roja
con esperanzas de que alguien acudiera a mi llamado.
inmerso en mis pensamientos, arrancando pequeñas hojas de una enredadera
y en un momento la puerta se abre...
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